Enfrentando desafíos de la vida: aceptarlos o cambiarlos

¿A veces sientes que tu vida va en la dirección equivocada y está fuera de control? Sabes que están sucediendo cosas sobre las que no tienes control. Cuando nos enfrentamos a este tipo de situaciones, tenemos dos opciones. Podemos aceptar que hay cosas en nuestra vida que no podemos cambiar, y hay cosas en la vida que sí podemos. 

 

Cuando hay cosas en nuestra vida que podemos cambiar, entonces no debemos esperar a que las cosas cambien, sino que debemos trabajar para cambiarlas. Muchas personas saben lo que hay que hacer para cambiar una situación, pero por razones que a veces solo ellos conocen, postergan hacer las cosas que pueden cambiar su situación y mejorarla. 

 

Otras cosas en nuestra vida no podemos cambiar y estas son las cosas que a menudo nos causan dolor y angustia. A menudo crean un sentimiento de desesperanza y si los dejamos, pueden controlar nuestra vida. Francisco de Asís pidió una vez el "coraje para cambiar las cosas que se pueden cambiar y aceptar las cosas que no se pueden cambiar y la capacidad de notar la diferencia". 

 

A veces, cuando suceden cosas en nuestra vida que no podemos cambiar, tenemos que lidiar con ellas al aceptarlas y aprender a vivir con ellas con paciencia y no solo a sobrevivir sino a prosperar tal como las aceptamos. 

 

La oración de Francisco pidió la capacidad de distinguir entre las cosas que podemos cambiar y las que no podemos cambiar, y para muchas personas, este es el primer paso para encontrar la solución a una mala situación. Necesitamos preguntarnos si la situación puede cambiar y si puede, qué pasos prácticos debemos tomar para lograr el cambio. 

 

A veces podemos responder esta pregunta nosotros mismos, a veces necesitamos la ayuda de un consejero o asesor profesional. Una vez determinada la respuesta a esa pregunta, debemos implementar los pasos necesarios para ayudarnos a hacer el cambio, y el consejero puede ayudarnos a darnos consejos de la mejor manera para hacer el cambio. 

 

Si decidimos que no se puede hacer el cambio, debemos tratar de ver la situación en una imagen más amplia para no centrarnos en ello. Necesitamos aceptar que el problema está aquí para quedarse y nuestras metas deben ser cómo relegar el problema a un segundo plano y valorar la vida que tenemos aparte del problema. 

 

Este es quizás el camino más difícil de las dos opciones, pero cualquiera que sea el camino que elijamos, hemos tomado medidas que nos garantizarán una mejor vida y crecimiento personal.