Anticipando y preparándose para el cambio y situaciones estresantes para minimizar la angustia

Todos nosotros enfrentamos cambios en nuestra vida. A veces nos encanta, esperamos con ansias y disfrutamos de los preparativos que están involucrados para que esto suceda. En otras ocasiones, el cambio puede ser muy angustiante. Por lo general, ocurre sin previo aviso, por lo general no estamos preparados para ello. Podemos sentirnos bastante desorientados cuando el cambio es inesperado y puede producir reacciones físicas sobre las que podemos sentir que tenemos poco control. 

 

Enfrentarse a un cambio no planificado con una mente preparada ayuda a reorientar la vida, incluso cuando parece estar fuera de nuestro control. Si aceptamos que el cambio es inevitable, vemos el sentido de pensar y prepararnos para enfrentarlo mucho antes de que ocurra. También nos ayuda a reflexionar sobre cómo trataremos nuestras respuestas cuando enfrentemos el estrés y el cambio. 

 

Tomarse el tiempo para planificar y prepararse para el cambio no es invitar al destino, sino enfrentarse a la realidad. Las personas que trabajan en ocupaciones que involucran emergencias repentinas e inesperadas, están en un estado de preparación en todo momento. Aprenden a anticipar todos los escenarios posibles aprendiendo cómo lidiar con ellos antes de que ocurran. Aprenden a prevenir la situación o minimizar su daño, y aprenden a promulgar ciertas acciones cuando ocurren estos eventos. 

 

Obtenemos información valiosa sobre cómo prepararse para el cambio al aprender cómo aplicar sus enfoques a posibles cambios y situaciones estresantes. Nos preparamos para el cambio, o posibles tensiones de tres maneras: en primer lugar, cuanto mayor sea el riesgo de que algo suceda, más debemos anticipar que sucederá. Las personas que viven en áreas donde existe un alto riesgo de que ocurra un desastre natural, prepárense inevitablemente, preparando su entorno cada año y estando psicológicamente preparados para ello. 

 

Al contrario de lo que la gente pueda pensar, es posible estar psicológicamente preparado para el cambio. Aunque es imposible saber cómo será enfrentar ser padre, por ejemplo, podemos prepararnos leyendo e identificando posibles áreas de preocupación que podemos enfrentar personalmente en nuestro nuevo rol de padres. 

 

En tercer lugar, podemos aprender a gestionar nuestras respuestas y pensamientos en tiempos de cambios menores y desafíos. Mientras hacemos esto, nos estamos brindando una capacitación invaluable. Aprender a lidiar con los muchos desafíos y cambios menores que enfrentamos a diario nos ayudará a desarrollar las habilidades para enfrentar los inesperados grandes.